Anselmo Mendes, reconocido no solo por la excelencia de los vinos que produce sino por la forma sorprendente y consistente en la que innova. Combinando el uso de técnicas ancestrales, como el curtido, o métodos de vinificación como la fermentación del Alvarinho en toneles de roble, se afirma en Portugal y en el extranjero con un proyecto original y con identidad propia.